Cara de Miel

Al mal tiempo pamplonés, Cara de Miel ofrece siempre su mejor semblante. Afronta la caída de la hoja con sonrisa perenne, el frío invernal con la calidez de su temple, y la inestabilidad de la primavera con una jovialidad sin discontinuidades. A lo largo de trescientas cincuenta y seis grises jornadas, sus ojos brillan con la perspectiva de nueve días de julio en los que se olvida de su aburrido trabajo de conserje en un elitista colegio. Esa espera liberadora le hace soportables los caprichos de los alumnos malcriados y sus bromas a menudo crueles, injustificables por el tópico de la supuesta inocencia infantil. Cara de Miel les opone una mueca congelada (aunque por dentro se abrase en indignación), contando los días que le faltan para poder convertirse en otro: en su reverso, su Mister Hyde, el doppelgänger que le permitirá cobrarse las afrentas padecidas. Cuando llega el seis de julio, se pone la casaca verde y se coloca el voluminoso cabezón de cartón piedra que esconderá su sonrisa hasta el día catorce. En ese tiempo de subversión festiva, Cara de Miel se transforma en Cara Vinagre.

 

(Microcuento presentado al VI Certamen de Microrrelatos de San Fermín 2014 http://www.blogsanfermin.com)